martes, 25 de noviembre de 2014

Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, 2.

Hoy es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y, como hace un año, vuelvo a escribir sobre ello. No con las cifras atroces que todos deberíamos conocer, en medio de un país cayéndose a pedazos, con la amenaza de las desapariciones, las detenciones, las muertes. A ellos, los de Ayotzinapa, por ser estudiantes, los desaparecieron: ¿a cuántas en Juárez y en el Estado de México y en tantos otros lugares, por ser mujeres, también? La visibilización está hoy del lado de nuestros 43 que faltan, pero a ellos, lo sabemos todos, debemos sumar esas otras miles, esos otros miles. Parece que nada de lo que podamos hacer es suficiente, pero al mismo tiempo es indispensable: cualquier lucha es importante, cualquier consigna vale la pena y debería poder unirse a las otras.  Hoy, para no sentirme tan perdida, escribo desde lo cotidiano, desde eso que siento muy cerca y necesito enunciar.

1. Soy nueva en esto de autonombrarme feminista. Tuve que vivir hace un año la violencia en mejilla propia para darme cuenta de la serie absurda de esquemas que estaba reproduciendo, de las cosas que no estaban bien en mi manera de relacionarme con los otros (y las otras, en algún sentido, también). Me fui de México a Buenos Aires durante seis meses gracias  a una beca. Y sí,  otro país latinoamericano, con problemas muy parecidos e igual de graves en muchos casos, sin embargo,  por suerte de extranjera, tal vez de temeraria extranjera, la posibilidad de caminar sola decenas de veces, sin sentirme realmente vulnerable y sin que nadie me dijera nada me hizo darme cuenta de cuán acostumbrada estaba a no poder hacerlo libremente en mi país. Decidí, en cuanto llegué,  leer teoría feminista en serio, actuar en serio, rebelarme en serio. Me corté el cabello y sí,  eso probablemente significa lo que ustedes creen que significa (gracias por la curiosidad [?]), y no, no les pregunté -salvo a quienes sí,  por pura duda filial, amistosa-  si creen que me veo mejor de cabello largo o que ahora parezco hombre. Aprendí que ejercer la libertad sobre mi cuerpo es el primer y más importante paso, luego sigue afirmarme y  no hacer lo que de mí se espera sólo por eso.

Me inscribí a un curso sobre lucha feminista y arte contemporáneo,  estoy también en la Escuela de Derechos de las Mujeres (no saben, chicas, de lo que se pierden las que no están ahí. Hacemos rap y toda la cosa). Lo conté y hubo dos reacciones: una, la gente que me dice qué bueno, que le entusiasman quienes hacen todo el tiempo lo que quieren; otra, quienes preguntan que por qué me metí y que me recomiendan tener cuidado porque "no me vaya a volver una feminista radical" y afirman que volví con un discurso medio insoportable. 

2. Tengo una amiga mucho más avezada que yo en el tema que se quejaba porque Emma Watson presentaba una versión light y androcentrista del feminismo. Yo dije de entrada que no estaba quizás del todo mal, y luego lo pensé dos veces, porque claro, Watson es la niña bonita que invita al sector masculino que todas las mujeres hemos dejado cruel y dolorosamente excluido de la lucha, ¿no? Las otras, las que llevan años hablando del tema, las que usan esos términos "radicales" que tanto molestan a ciertos oídos pseudoliberales y pseudoprogresistas y pseudotantomás, ellas son unas histéricas, ¿no?

3. Algunas otras cosas.
Pasé por una clínica en la que se realizan interrupciones legales del embarazo. Qué tal con la violencia ejercida sobre la mujeres que ahí acuden por parte de las católicas que se plantan afuera con carteles enormes y a rezar rosarios "en pro de la vida". El aborto es legal y también su libertad de culto, claro, pero la presión ejercida desde la religión, ahí, me parece sumamente agresiva, condenatoria, casi salvaje. Una amiga me contó que, una vez que ella andaba con dudas de si estaba embarazada, un grupo de esos le ofreció un ultrasonido gratis, que ella aceptó. La llevaron en taxi a un lugar que ella no conocía, le hicieron el estudio que dio negativo, luego la obligaron a ver un vídeo sobre la vida en el vientre y la conciencia (?) del feto (me acuerdo, por cierto, de la pregunta que Seligman lanza a José en Nymphomaniac: ¿puede un feto ser pecaminoso entonces?) y la presionaron para que dijera que, en caso de quedar embarazada, tendría al hijo sin lugar a dudas. Ella, para escapar de ahí, por supuesto lo afirmó.

4. He hablado mucho con algunas amigas sobre su deseo de ser madres y las dificultades económicas y sociales que eso conlleva. Promesas de equidad en el (algún) discurso pero que no suceden realmente de ninguna forma. Pienso en lo legítimo de querer hijos y quererlos con una familia de estructura tradicional y en las otras posibilidades, como no tenerlos. El martes Lina Meruane estuvo presentando, justamente, "Contra los hijos" (del que, por cierto, escribí acá). Algo que ella critica y que percibo en el discurso de algunas amigas es esta idea de la incompletud de las-sin-hijos. Me preocupa que en algunas de ellas, mujeres muy conscientes de sus circunstancias, de la cultura heteropatriarcal en la que vivimos, ésta sea una sensación presente, evidente, que las motive a querer "realizarse" en la maternidad.
5. Ya el artículo de emeequis nos hizo escandalizarnos a una violencia tan evidente puesta en la voz de un periodista. No me sorprendieron los comentarios a la nota, sino los comentarios a los comentarios: hombres y mujeres que salieron a defender el valor literario (?) de la nota de esa brillante pluma en ascenso. En estos días, una mujer sale a hablar de las feminazis desde una perspectiva que sacó, claro, de la visión más misógina y heteropatriarcal del feminismo. Luego, claro, le llovieron reclamos que la obligaron a disculparse porque "no la entendimos bien". Y no, el problema es que quizás la entendimos incluso mejor de lo que ella misma se entiende: nos quedan muy claras sus intenciones de corrección política que no son sus reales convicciones: hoy dice que siempre ha pugnado por la equidad de género y noséquetantomás. Vive, dice, en el centro, porque todos los extremos degeneran en violencia: pregunto honestamente, ¿cómo deberíamos entonces combatir a lo que nos oprime?, ¿con florecitas? ¿No es eso  una prolongación de las conductas que se pretenden en nosotras: lindas, sonrientes, tranquilas, dispuestas?, ¿Es que para ella la equidad ya está lograda? Me desconcierta de verdad el movimiento de mujeres antifeministas que afirman nunca haberse sentido oprimidas en sus vidas, estaría bueno conocer de pasada el planeta en el que ellas viven.

6. A todo esto, añado la violencia contra las manifestantes en las marchas de estos últimos días, documentadas acá y acáe de donde vuelve a sonar la pregunta, ¿contra quién quejarse si es todo un sistema? Ante eso, hago lo que puedo aunque sea poco.

7. Sé cuánto me tuvo que pasar para llegar a esas conclusiones, para sentirme así de libre en muchas cosas y así de indignada por otras tantas y me gustaría que el camino no fuera tan largo, doloroso y difícil para otras y otros, por eso soy feminista, porque cada vez me doy cuenta de más cosas que suceden a mi alrededor y son ofensivas, denigrantes y violentas contra nosotras. Porque agradezco que haya muchas locas, histéricas, feminazis, lesboterroristas e intensas que se oponen a un sistema represivo que nos daña a todas y todos y quiero ser parte de esa lucha.

Estoy reeducándome, leyendo el mundo de manera distinta, por eso me contradigo y cambio tanto: las ideas que tenía tan estables respecto a mi cuerpo, y mi visión del mundo me hacían daño y nos hacen daño sin que nos demos cuenta. Y sí, amigas, amigos, pero sobre todo amigas: soy una intensa, una clavada que se carga un feminismo insoportable, que ya no es la misma que aguantaba la repetición de estructuras que la iban moldeando y pudriendo de a poco y que reclama su derecho a verse como quiere, comportarse como quiere, disfrutar la vida como quiere y, sobre todo, ser feliz.  
 
Si enunciar el machismo, señalarlo y hacerlo visible, si mandar al carajo las cosas que me estorban y a las personas que me agreden e invitarlas a ustedes a hacer lo mismo es ser una feminista radical, pues sí: ésta soy y ésta es la forma en la que elijo plantarme en mi lugar. Voy a gritar un rato. No: siempre. Voy a gritar y voy a señalar y voy a incomodar porque sé lo que se siente enfrentarse contra el monstruo y más de una vez he tenido en la boca el sabor metálico del miedo. Porque ya aprendí que nunca estamos solas.

martes, 28 de octubre de 2014

Colección de gritos sobre el rojo



que en este país
a las mujeres con pelo corto
                         no las miran bien
que en este país
a las mujeres con minifalda
                         las miran muy bien
que si te sales así a la calle
que si no sales a la calle
que si tus amistades raras
que si vas a la fiesta
que si no vas a la fiesta
que importa si al final

        nadie 
                  está 
                          segura
                                      nunca

que importa si nos matan a todas
y a todos y a todes y nos matan todo 
también la esperanza 
nos matan como si fuéramos moscas
no porque al menos las moscas vuelan 
nosotros no volamos 
                 ni en sueños
no comemos 
                 ni en sueños
no vestimos como queremos 
                 ni en sueños


ni siquiera 
                   la piel del rostro 
tenemos para vestirnos señores
nos la arrancan 
porque se la quitan a él 
y nos la quitan a todos
porque en este país
ya no somos más que 
           cráneos desnudos
que cuerpos 
           desnudos de nosotros mismos

no hay peor epidemia 
que la guerra sin nombre
porque no les importa 
              no nos importa 
              no te importa
porque como decía Perlongher
hay cadáveres
sólo que acá ni siquiera están
            bajo las piedras
sólo que acá señores
nuestros cadáveres
son como piedras 
para lapidarnos.

Ellos iban a pedir dinero
para venir 
a la marcha del 2 de octubre
2 de octubrenoseolvidaesdeluchacombativa
2 de octubre
   no
se
   olvida
es
   de
lucha
   combativa
es 
   de
sangre
digresiva
2 de octubre
noseolvida
pero la
memoria
es un hilo frágil
que se tensa
con más muerte

un paso en falso
porque las balas
[cómo pueden 
decirse
para que nos 
lastimen

son balas
y nos gusta 
creer
que no 
pasan 
sobre 
nuestras
cabezas
pero son
balas
balas
balas
nuestras
balas].


Un día vamos a ser
más las muertas 
        los muertos
que los que van a quedar
a contarnos
un día
nos van a poner
                             piedras
en los calzones
                             balas
en los calzones
                             balas en los ojos
[quién no tiene ya mil balas en los ojos]
                             esquirlas en vez de ojos.



si las gotas de lluvia

fueran balas de salva
preferiría estar ahí
cerrando la boca
para no gritar
mmmmmmmmmm

y si dios
es esa maestra
que calmaba 
a los niños
en la balacera
pero está
histérica
con un 
ataque 
de pánico
y si este país
es un 
jardín de niños
que no saben 
que están
teniendo 
miedo
en medio
de la
muerte
que no saben
que pueden
morirse
todos
un día

y si este país
no es un país
sino una mentira
que conserva
las fotos
borrosas
las fotos
rotas
las fotos
quemadas
las fotos
pixeladas
las fotos
veladas
la fotos
rayoneadas
de los desaparecidos
no. que no se nos olvide:
no son desaparecidos
son idos
son borrados
algunos 
en esas fosas
[no todas las fosas 
son recientes,
dijo el gobernador
o sea que 
hay 
muertos
viejos
muertos
calcinados
cadáveres
a los que 
ni el privilegio
del nombre 
les dimos]



ellos
venían a gritar
como yo
que el 
2deoctubre
noseolvida
pero habrán 
pensando
en el 
2deoctubre
cuando 
los llevaban
habrán 
pensado
que querían huir
y habrán querido 
olvidar
ya no el 
2deoctubre
sino el maldito
      interrogatorio
la   interrupción
la   irrupción
de la muerte
      táctil
la muerte
      aquí
despiértense todos
muchachos
vengan a ver
su desaparición
o su muerte
vengan a que la vida
les pase toda
frente a los ojos 
en un segundo
porque no 
valen más
habrán dicho
los policías
o no habrán dicho
nada
porque
para qué gastar
                                                      saliva 
si tenemos 
                  balas
ahí hay 
cadáveres
de normalistas
hay cadáveres 
miren todos
un cuerpo más 
o un cuerpo 
menos
total 
ver a un hombre 
desollado
verle la sonrisa 
forzada 
de unos dientes 
desnudos

total si no son ellos
si no son los de 
Ayotzinapa
quiénes son 
               en todas las fosas
quiénes son 
               en todos los hoyos negros
               que nos tragan
quiénes son


yo no te lo quería comentar
Edith
          pero todas nos caímos
          por un barranco
          y todo es anticuado
          te crees que alguien 
          iba a deternerse
Edith
          y hay que ver al otro lado
Edith
         del otro lado
         hay muertas
Edith
que les dicen las de Juárez
pero son las de         Juárez y Mexicali 
                                  e Ixtapaluca
                                  y Tlatlaya
                                  y Acteal
                                  y Tlatelolco
a ellos por ser        estudiantes
a ellas por ser        mujeres
            a los             niños
los revisan en el    zócalo
porque son             asesinos
                  en potencia
                          o     asesinados
                  en potencia
      no me digas
      que no te dan  miedo 
                          los  niños
Edith
      no me digas
            que no se te encogen 
            los ovarios
      no me digas
            que no te sientes 
            huérfana
      no me digas
que debajo de esa piel
todavía viva
no late el miedo
el miedo
el miedo
el miedo
el miedo
el miedo

y si mejor 
nos morimos todas
así no vamos
a tener miedo
así no vamos
a querer salvar
a nadie

¿se acuerdan
del tipo
que desollaba
perros vivos?

el compañero
     sí el compañero
también 
estaba vivo
veía la carne
desprendiéndose
de su carne
veía sus ojos
inundándose
de la sangre
     de su carne
habrá visto    algo
habrá visto    el rostro
de quien lo dejaba 
                        sin rostro
el compañero
que no tiene 
un asesino

[los perros
tuvieron un recuerdo
más digno
porque no dejamos
que el hombre
              no lo dejamos
que
              no lo dejamos
que 
              volviera a salir
a la calle
como si nada
pero 
el compañero
no tiene 
un asesino
comosiquécosa
al compañero
no lo mató 
nadie
quien lo mató
seguro
abrazó a sus hijos
para no matarlos
también
abrazó a su esposa
¿queriendo matarla?
seguro se abrazó 
a sí mismo
y se dijo there there
ahí está
no pasa nada
por mis manos
no pasa nada
la muerte
no pasa
por mis manos
yo no soy
     un asesino
yo no soy
     un mal hombre
yo me gano la vida.

Yo no diría nada
porque 
qué 
puede
         decirse
porque 
qué podemos 
        hacer
porque seguro
la sangre
es discursiva
sangre
escandalizativa

cuánto rojo
tenemos que ver
para que se nos 
inunden los ojos
cuánto rojo
tenemos que oler
para que se nos 
quite el hambre
cuánto rojo
tenemos que tocar
para que no 
se nos olviden
las manos
vivas
se las
llevaron
vivas
las
queremos
vivos 
siguen
los asesinos
vivos
los veremos
vivos
para
morirlos
en la 
conciencia
para
morirlos
en la 
ofrenda
contra
el miedo

             ofensiva
              incisiva
            inclusiva
la sangre nos compete a todos
         nauseativa
             negativa
acá la sangre
cambio
aquí la sangre
cambio
la sangre
cambio
sangre
cambio
sangre
cambio y fuera
sangre

*Texto leído en la presentación del libro "Poetas Parricidas" en la Feria Internacional del Libro del Zócalo, el viernes 17 de octubre de 2014.

miércoles, 8 de octubre de 2014

***


SANDRA Camacho
vivía
al fondo
de un callejón
empedrado y con baches,
en una zona de riesgo:
en Ixtapaluca,
Estado de México,
territorio
(¿en dónde?)
Ocurre 
(¿en dónde?)
un
(¿en dónde?)
sistemático 
(¿en dónde?)
homicidio 
(¿en dónde?)
de mujeres
desde cuando Enrique Peña Nieto .

 
Ejercía el
despoder
que en
la actualidad:
crece con
desenfreno.
"Hay cosas graves que atender",
ha dicho el gobernador Eruviel Ávila en referencia: a las
más de 600 menores de 20 [muertas].
Años que
han desaparecido
en lo que va de su mandato.

 
S.A.N.D.R.A
[vi
vía
(¿en dónde?)
al
fon
do
em
pe
dra
do
y con baches.]
[y
no
tocaba
el
piano.]

domingo, 24 de agosto de 2014

La maleta



Mi amiga María me hizo una lista de reproducción. Hoy, para escribir la tesis, la puse. De pronto salió esta canción, que no conocía, y en cuestión de 30 segundos estaba llorando desconsolada. Ahora mismo lo hago. Conmovida muchísimo, agradecida por el regalo, sintiendo que algo cae de mi cabeza al pecho. Doblo el abrigo sobre los afectos. Comprendo que cerré una maleta para abrirla acá y poblar con nuevas ausencias mi habitación de siempre. Tras este salto seguirá mi vida, más llena y más vacía porque ahora sé de nuevos quiénes que me faltan. Y el cielo está tan gris y las palmeras tan derechas. La maleta que vacié es un hoyo negro tanto como un punto luminoso desde el cual los miro a todos con nuevos ojos.
Sensación extrañísima esta de volver a quienes quiero y dejar a quienes quiero. El pasado termina en el presente, el presente empieza en mi maleta. Para mí el cielo tiene, sí, el gris de dos otoños continuados, pero con paréntesis de sol hechos de gente. Es como si nada cambiara y, al mismo tiempo, todo fuera ya distinto. El viaje fue un salto para el que tuvieron que bastarme dos maletas que ahora, ya vacías, aguardan en el rincón. Sueño con un pasillo como el de ese cuento de Cortázar que permite cruzar de una ciudad a otra en pocos pasos. Se me olvida de qué lado del mundo estoy a cada momento, miro a la ventana y pienso que me voy a encontrar con el edificio que construían frente a mi balcón de Acuña de Figueroa, justo como cuando estaba allá despertaba a medianoche y me sentía en la recámara de mi infancia. Ni en el avión estuve sola, venían los talleres, las clases, la biblioteca, el Bellagamba, los bares, las librerías, venía todo lo que no se puede traer de allá.
Me fui de casa para volver a casa. Ahora volteo y miro de nuevo esas valijas, diciéndome que éste es el tiempo de estar acá y que un día el acá y el allá van a volver a intercambiarse Entonces, también, seré feliz, como ahora que me dibujan una sonrisa amplia al tiempo que mis ojos parecen dos llaves abiertas. Son ausencias bonitas, despedidas bonitas, no puedo sentirme más afortunada. Sí, los extraño mucho, tanto como cuando estaba allá extrañaba a mi familia y mis amigos de México. Extraño Buenos Aires como hace tres semanas extrañaba Querétaro y mi Defe y supongo que de eso se trata la vida.
Cierro la maleta porque ya saqué todo lo que vino conmigo, acá están ustedes. Acá los espero con la magia de mi país y mi gente bonita. Allá también voy a volver a llegar un día. Hay tantos planes y tanta luz y tanto cariño que me han dado que no sé cómo corresponder. Otra vez, gracias a todos en todos lados por tan cálidos recibimientos y tan maravillosas despedidas. En México, me iré poniendo al corriente en unas semanas. De Argentina tampoco me voy. Guarda mis cosas, María, para cuando regrese.

sábado, 16 de agosto de 2014

En el avión


Éste es el camino a una casa. Tres horas, más tres horas detenida, más nueve horas, más una hora para llegar. Media hora más, más tres horas, más cuarenta minutos: entonces será la casa de mi padre. 
Qué irreal parece todo cuando se piensa así, en tiempo y a once mil doscientos setenta y siete metros sobre una ciudad que no conozco, con el lugar del atardecer debajo, como quien oye pies descalzos sobre la superficie del día. 
La calma, sí, pero apenas un segundo. Al final, ¿cuántas nubes se nos enciman en el vértigo? 
Lloro. Mi vecina de asiento guarda silencio y me abraza fuerte, luego me pregunta qué estoy dejando atrás y no atino a responderle. Ella: cantante albanesa de ópera, marido chileno, trabajo en Alemania. A veces siente que no puede. Su abuela murió hace menos de una semana, dice, en tanto ella paseaba por Buenos Aires. Yo también podría vivir allá, anota. La miro, sonrío poquito. Pone una película. 

Leo un poema que se llama POR QUÉ INSISTIMOS CON LOS VIAJES y encuentro otra respuesta. Acá, tiempo y espacio van aunque se dislocan. Suspiro. Las cosas no tienen sentido pero marchan. 
Sin ventanillas, nos costaría mucho creer que esto tan despojado de misterio es el cielo.

jueves, 10 de julio de 2014

Timehop y mi tía

1.
Hace un mes empecé a usar Timehop porque me pareció una buena idea mirar esa especie de arqueología de mi actividad en la red. Pronto comenzaron a aparecer cosas que no sé qué tanto quería recordar: comentarios en ciertas fotografías, vergonzosas actualizaciones de estado, afectos que hoy no existen. Recuerdo ese video que Facebook promocionaba para celebrar su aniversario, o el resumen de la biografía que nos ofrecía en diciembre: esas dos cosas me parecían y aún hoy me parecen una especie de cesión de memoria a la que me resistí siempre porque no quería que el aparato decidiera qué era relevante o no en mi vida. 

2.
El Timehop de ayer me sacudió. Una foto de 2012, la del día de mi titulación, en la que sonrío como si no me preocupara nada y sobre la que hay algunos comentarios. De todos ellos, me quedo con el de Rosie Hernández, mi tía, y el estremecimiento que me provocó. 
 
Ella fue una figura medianamente cercana en mi infancia, vivía en Estados Unidos desde que tenía unos doce años y volvía cada tanto a México. Cuando nací yo, me traía toda clase de cosas. Recuerdo, sobre todo, un collar cuyos eslabones estaban formados con la silueta de Mickey Mouse, un perfume de La Sirenita y unos aretes de Piolín. Aún hoy conservo, gracias a mi padre que me dijo que eso era algo "tan bonito que no se debería usar", un juego de mini crayones con su libreta, también de La Sirenita. Fue ella quien decidió que llamarme Nay era una buena idea y el apócope permanece entre mi familia. La recuerdo, muy grande como era, sentada en su sillón con una bolsa de regalos al lado, me recuerdo corriendo hacia ella con mis cinco años y mi vestido de flores en su casa empolvada y llena de sábanas que una vez al año recuperaba algo de vida con la presencia de ella y su madre, la tía Chelo, que pese a los esfuerzos no podía hacer nunca que el olor a humedad abandonara aquellas paredes casi abandonadas. 

Pasó el tiempo y, como sucede siempre con el que se va, las visitas se fueron espaciando. La última vez que la vi yo tendría unos trece años y, pese al cálido abrazo, poco teníamos para contarnos. Después de eso, volví a tener contacto con ella en 2011 por Facebook, nos mandamos algún mensaje y ocasionalmente comentábamos sobre nuestras publicaciones, justo como en esa de 2012. Yo tenía su dirección y su teléfono pero nunca llamé ni escribí, aunque guardaba la secreta esperanza de aceptar un día la invitación que ella y su madre me habían hecho de ir a visitarlas en el ventoso Chicago que para entonces imaginaba lejanísimo e intangible. Ayer no pude evitar hacer clic en su foto de perfil y visitar su biografía. 
 
El 25 de diciembre de 2012, por un paro cardiaco, Rose murió dormida. Yo me enteré por Facebook. Su madre, víctima de quién sabe qué creencias, no quiso contarnos nada. Ya luego, la noticia llegó confirmada por un conocido de la familia que viajó por esas fechas a México. Mientras, veía decenas de publicaciones sobre su biografía de gente diciendo que la extrañaría y le deseaba un buen viaje o ponía un seco "R.I.P." para recordarla. Ya no nos deseó un Feliz Año Nuevo ni me mandó las usuales felicitaciones atrasadas de cumpleaños. 
 
Su última publicación me parecería algo cursi si no fuera porque su muerte le añadió gravedad: una imagen motivacional que termina con un "so go on, dream big!" que no puede sonarme sino patético ahora.  De todo, me quedo con su última imagen de perfil: un adorno de Piolín disfrazado de ángel que cuelga de su árbol de navidad para recordarme que allí se quedó, congelada, cumpliendo su american dream bien bonito y luminoso que la llevó a la obesidad mórbida y a morirse de pronto a los cuarentaytantos para dejar sola a su madre en un país cuya lengua no entiende. 

3.
¿Qué se hace con los muertos en las redes sociales? Sé del caso de un hombre cuya esposa falleció y desde la cuenta de ésta compartía fotos de su hija y hablaba en primera persona. Esto me parece un extremo bastante espeluznante, que en algo se acerca a ese episodio de Black Mirror en el que se puede reconstruir artificialmente a una persona a partir de su actividad en internet. Yo no resistí el impulso de poner un escueto "no lo puedo creer" sobre la biografía de mi tía muerta y ahora regresé al perfil para ver que cada tanto hay alguien que le escribe para decirle lo mucho que la extraña y la falta que hace. En un mes sería su cumpleaños y seguramente, como en el año anterior, muchos van a pasar por ahí a dejar un saludo. 

Sé que una cuenta se puede cambiar a una especie de memorial si se presenta un acta de defunción. No tengo tal documento y, si lo tuviera, no creo que me correspondiera hacerlo, aunque dudo que alguien más lo haga nunca. Seguirá apareciendo en las listas de "personas que quizá conozcas" y algún despistado le enviará solicitud de amistad. Hay, según esta nota del 2012, 30 millones de usuarios muertos en Facebook que ahora deberán ser más. 

No sé si esa cuenta va a quedar abierta siempre, ni qué va a pasar con las mías cuando yo me muera si es que en ese momento las sigo usando. Ahora me quedo con la pregunta de por qué tendemos a activar compulsivamente los mecanismos de la nostalgia con aplicaciones como ésta, con Instagram que le coloca filtros a nuestras imágenes nuevas para revestirlas con una falsa pátina de años, o con el regalo que Twitter nos hacía hace algunos meses para ver nuestro primer tweet y el de los otros. Entre eso y mirar fotos de mi infancia está la distancia de la tangibilidad y está, también, una decisión consciente: yo voy a las imágenes viejas porque quiero y decido sacar la caja que las contiene. Timehop, en cambio, me hace ver aunque no siempre quiero, y me trae improntas que no sé si se activarían fuera de mis dispositivos electrónicos. Por ahora me basta el olor de ciertos perfumes, ciertas formas de mirar, algunas siluetas de la tarde, y me alegro de que no se hayan encontrado los logaritmos de la memoria. 
 
Pienso en desactivar el saltatiempo, pero no me decido aún.